martes, 1 de junio de 2010

NEGOCIOS Y RELACIONES ENTRE EL EX GOBERNADOR DE MISIONES Y EL JEFE DE GOBIERNO PORTEÑO

Una Puerta abierta para Macri
Mientras bajo el mandato de Ramón Puerta empresas del Grupo Macri fueron contratadas para realizar diversas obras públicas en Misiones, desde 2008 dos compañías de esa provincia se adjudicaron licitaciones para construcciones en la ciudad.

El segundo hogar de Mauricio Macri alguna vez fue el primero. Quedaba en la estancia Iporá, sobre la ruta nacional 105, a unos 30 kilómetros de Posadas. En la Justicia electoral de Misiones todavía recuerdan con precisión el dato, que lleva a otro dato: esa residencia se levanta en el municipio de Garupá, y es de Federico Ramón Puerta, su amigo y socio político. El jefe de Gobierno porteño se tentó con la carrera política allá por 1999 cuando aspiraba a ser senador por la provincia con el ardid del cambio de domicilio. Donde intentó empezar su largo viaje hacia una candidatura presidencial, ahora puede dilapidarla por la causa de las escuchas ilegales: de la Justicia misionera provenían las órdenes fraguadas para justificar el espionaje realizado desde la administración de la ciudad. En aquella tierra tan fértil en bosques como en intrigas, Macri y Puerta edificaron una relación que superó la mera amistad. Hicieron buenos negocios, robustecieron sus influencias y sembraron sospechas. Como ingenieros que se precian de tales (egresaron de la Universidad Católica, donde se conocieron), la obra pública les resulta funcional. Puerta gobernador fue a Macri y sus empresas lo que este último, en el Ejecutivo de la ciudad, a ciertas constructoras misioneras.
En Misiones todavía se recuerda que el puente Encarnación-Posadas lo construyó Sideco Americana, el holding diversificado del Grupo Socma, aun antes de que Puerta llegara a la gobernación. Ya en el poder, durante su primer mandato (1991-1995), el misionero les concedió a los Macri el manejo de la represa Urugua-í, construida a 8 km de la desembocadura del Paraná. La empresa eléctrica provincial, EMSA, le pagaba un canon de 340 mil pesos mensuales hasta 2000, generara o no electricidad para ser utilizable en el territorio misionero. El sucesor de Puerta, Carlos Rovira, desplazó en 2004 a la UTE que había armado el grupo, difundió la noticia como un acto de soberanía y aseguró que su gobierno bajaría el precio que pagaba por la energía.


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